Schumann y Brahms, potenciales cellistas

Luego de las Sonatas Op. 102 hubo un descenso en la producción de literatura significativa para el cello, que duró hasta mediados del siglo XIX. Las razones podrían estar asociadas a tres aspectos fundamentales:

  • Los avances técnicos en construcción de pianos, que dieron al instrumento un sonido mucho más grande capaz de muchas sonoridades, pero que podría fácilmente ahogar a otro instrumento de media y baja tesitura como el cello.
  • El crecimiento de la orquesta sinfónica creó serios problemas de balance cuando el cello era utilizado como voz solista. Los compositores preferían escribir piezas de menor envergadura para el cello y orquesta.
  • La evolución del estilo musical buscaba sonoridades más graves y densas, ideal para el cello en géneros orquestales y de cámara, pero inadecuado para Sonatas y Concertos.

La primera composición importante para cello y orquesta después de la muerte de Beethoven fue el Concierto para Cello Op. 129 de Robert Schumann (1810-1856), escrito en 1850. La inspiración para la composición de esta obra tardía vino no sólo de la relación entre Schumann y los cellistas más importantes de aquel tiempo (como Kummer, Grutzmacher, Romberg, Wielhorsky y Bockmul), sino además de su amor por el cello, instrumento que él había aprendido a tocar cuando era joven. A la hora de escribirlo, no obstante, Schumann tomó consejos técnicos del cellista alemán Robert Bockmul (1820-1881).

La colaboración entre Schumann y Bockmul comenzó en buenos términos, pero se fue deteriorando gradualmente. Bockmul dejó en claro en el principio su pedante entusiasmo por la pieza:

Siento que el concierto está enteramente hecho para mí, porque parece ser grandioso, retador, noble y lleno de pathos.[1]

De cualquier modo, él expresó sus reservas sobre el último movimiento, argumentando que era muy difícil y que el cello carecía de largas melodías cantabile. Él advirtió a Schumann que debía corregir esto, o si no una multitud de cellistas le aparecerían en sueños a amenazar al compositor con sus arcos. Schumann educadamente lo ignoró y Bockmul comenzó a inventar una serie de excusas, como tifus de abdomen grave o que sus hijos habían roto el cello, etc, que disiparon el interés de Schumann en el estreno. La primera presentación de esta pieza fue en 1860, luego de la muerte de Schumann, interpretado por el checo Ludwig Ebert (1834-1908).

Aunque ya ha sido finalmente reconocido como una de las obras maestras más importantes de la literatura cellística, el concierto para cello de Schumann fue injustificadamente ignorado por largo tiempo. Empezando con el cinismo de Bockmul, esta pieza ha sido muy criticada por académicos e historiadores, quienes en general lo han considerado un trabajo de interés histórico, pero de poco valor artístico. Importantes figuras como Pablo Casals ………….. esta pieza al comienzo del siglo XX, y aunque de vez en cuando recibe fuertes críticas de los académicos, el concierto está ahora bien establecido en el repertorio. Una versión posterior apareció en 1963, en la que el compositor ruso Dmitri Shostakovich orquestó de nuevo la composición. No hizo cambios a la música como tal, pero la optimizó con la adición de un Piccolo, dos cornos franceses, un arpa, un timpani, y asimismo le agregó más colores con pasajes de cuerdas con sordina y partes intensas de trompeta. A pesar de todo esto es justo decir que la orquestación original de Schumann es altamente efectiva y balanceada, en contraste a la de las sinfonías, por lo que él siempre ha sido criticado.

El hecho de que Schumann nunca llegó a oír la obra ha llevado a muchos intérpretes a añadir una cadencia en el último movimiento. En mi opinión la cadencia rompe la continuidad concebida por el compositor, y agrega un elemento de virtuosismo en la composición que ni fue previsto, ni encaja en el estilo musical.

En los últimos trágicos años de su vida, Schumann también escribió el Funf Stucke im Volkston (Cinco piezas en estilo Folclórico, 1894), y cinco Romanzas para cello y piano (1853). A pesar del gran aprecio que Joachim, Brahms y el mismo Schumann compartían por estas piezas, nunca llegaron a ser publicadas. Las Romanzas fueron quemadas por Clara Schumann en 1893, porque eran recordatorio de aquellos últimos años fatales de la vida del compositor.

[1] Steven Isserlis: The Schumann Cello Works: Record sleeve. Steven Isserlis toca Schumann. 1997